La revista Nature publica este miércoles un estudio internacional, liderado desde la Universidad de Edimburgo y con importante participación española, que ha desvelado múltiples mutaciones genéticas asociadas a un mayor riesgo de sufrir COVID-19 grave, y que ha identificado posibles nuevas dianas terapéuticas para tratar la infección. Numerosos centros de investigación, universidades y hospitales españoles han formado parte de este trabajo. El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha estado implicado en el estudio de diversas formas: ha financiado parte de su desarrollo a través del Fondo COVID-19, ha contado con la presencia de diversos grupos y áreas del Consorcio de Investigación Biomédica en Red (CIBER) y ha sumado la colaboración de investigadoras de su Centro Nacional de Microbiología.
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Los resultados del trabajo señalan hacia 49 alteraciones genéticas directamente relacionadas con el desarrollo de COVID-19 grave, 16 de las cuales no se habían descubierto hasta el momento. Estas alteraciones afectan a un total de 149 genes, y los autores señalan que algunas de las mutaciones genéticas identificadas podrían facilitar el desarrollo de nuevas terapias inmunomoduladoras contra la infección. Entre estas posibles dianas terapéuticas, un total de 114, se encuentran los genes KAK1, PDE4A, SLC2A5, AK5, TMPRSS2 y RAB2A, relacionados con funciones como la señalización inflamatoria, la activación de células inmunitarias como los macrófagos, el metabolismo del sistema inmunitario y la replicación viral.
La identificación de estas variantes ha sido posible gracias a un estudio de asociación de genomas completos (GWAS) y al análisis de cerca de un millón de variaciones genéticas conocidas como polimorfismos de nucleótidos sencillos (SNP). La comparación de los datos obtenidos en pacientes con COVID grave, pacientes con enfermedad leve y personas sanas ha permitido lograr nuevo conocimiento sobre la susceptibilidad a diferentes fenotipos de COVID-19, confirmando la relevancia que la genética tiene en el pronóstico y gravedad de la infección y abriendo la puerta al hallazgo de posibles nuevas terapias. Los resultados confirman que las estrategias terapéuticas basadas en el reposicionamiento de fármacos, es decir, en el uso de medicamentos ya aplicados a otras enfermedades y que podrían ser efectivos para tratar la COVID-19, pueden representar una vía de estudio especialmente prometedora.
La investigación ha trabajado con datos de la secuenciación completa del genoma de más de 24.200 pacientes con COVID-19 grave, gracias a datos obtenidos de diversas iniciativas internacionales entre las que se encuentra el proyecto SCOURGE, que ha aportado datos de casi 6.000 pacientes españoles. SCOURGE, que surgió en España en el año 2020 gracias a la financiación del Fondo COVID-19 del ISCIII, y que cuenta con fondos COVID de la Fundación Amancio Ortega y del Banco de Santander, ha contado con la participación de más de 62 hospitales y centros de investigación españoles y países de Latinoamérica.