Cada 9 de octubre se celebra el Día de la Nanotecnología, disciplina encargada en la comprensión y el uso de la materia a una escala nanométrica para fines, por ejemplo, industriales o médicos. Uno de los proyectos que podemos destacar en esta área es el proyecto del Centro de Investigación Biomédica en Red de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN) ReachGlio. Este está centrado en mejorar la llegada de fármacos diseñados para frenar el crecimiento de los glioblastomas mediante el uso de nanomedicinas multifuncionales. “Nuestro objetivo es llegar a proponer uno o varios ensayos clínicos en pacientes con glioblastoma usando nanomedicinas, que lleguen de manera eficiente al cerebro y que tengan actividad antitumoral”, explica Ibane Abasolo, investigadora principal del proyecto.
ReachGlio pertenece a la convocatoria TRANSCAN 3, en el que participan siete entidades europeas, dos de ella españolas: El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el Instituto de Química Avanzada de Cataluña (IQAC-CSIC) participa a través de los grupos del CIBER-BBN de las investigadoras Miriam Royo e Ibane Abasolo.
Los glioblastomas son uno de los tumores más agresivos que existen, debido sobre todo a su localización dentro del cerebro y a su capacidad para invadir el tejido que les rodea. Además, son tumores muy heterogéneos. Todo esto explica por qué el pronóstico de los pacientes con este tipo de tumores sigue siendo muy malo sin opciones de terapia curativa para ellos.
“Uno de los principales problemas que tienen los fármacos diseñados para frenar el crecimiento de los glioblastomas es lo difícil que resulta que lleguen de manera efectiva al cerebro y que se distribuyan homogéneamente en ese tumor con zonas tan diferentes”, aclara Miriam Royo, investigadora del proyecto.
Para eliminar este obstáculo, el presente proyecto plantea el uso de nanopartículas que incorporan fármacos ya existentes que, aunque ya han demostrado que son capaces de frenar las células tumorales, tienen un difícil acceso al cerebro. Estas nanopartículas, en concreto micelas poliméricas, llevan en su superficie pequeñas secuencias de péptidos que actúan como moléculas direccionalizadoras. Estos péptidos facilitan que las nanopartículas puedan atravesar la barrera hematoencefálica, entre los vasos sanguíneos y el cerebro y, además, dentro del cerebro, las dirigen hacia las células tumorales.
En el transcurso del proyecto se probará también un fármaco (NGR-TNF) que hace la barrera hematoencefálica más permeable, en combinación con tratamientos antitumorales o bien con las nanomedicinas que están desarrollando. “Esta parte específicamente, está planteada que se teste a nivel veterinario en perros que ya sufren espontáneamente de tumores cerebrales, por lo que esperamos que los resultados del proyecto puedan llegar de forma rápida a los pacientes con glioblastoma”, añade Ibane Abasolo.