Un equipo liderado por Fernando Fernández-Aranda perteneciente a CIBEROBN en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) en Barcelona, ha estudiado la relación entre las concentraciones en sangre de dos neurotransmisores, anandamida (AEA) y 2-araquidonilglicerol (2-AG), con variables clínicas e índice de masa corporal (IMC). Los resultados, publicados en la revista European Psychiatry, respaldan la existencia de una interacción entre factores biológicos y clínicos que en el caso de individuos en situaciones extremas de peso podría representar vías de vulnerabilidad biológica en sobre las cuales se podrían desarrollar enfoques terapéuticos personalizados para cada individuo. El estudio fue realizado gracias a la colaboración del Grupo de Investigación en Farmacología Integrativa y Neurociencia de Sistemas del Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM), junto con la Unidad de Psicología Clínica y el departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Bellvitge-IDIBELL.
El concepto de condiciones clínicas extremas de peso se basa en un modelo dimensional y teórico que identifica a aquellos individuos que exhiben comportamientos alimentarios anómalos que pueden desencadenar fluctuaciones abruptas y extremas en el peso corporal alterando la adiposidad corporal, el metabolismo y las condiciones nutricionales de los individuos que la padecen. Dentro de este modelo se situarían en un continuo, con la anorexia nerviosa (AN), caracterizada por un IMC<18 kg/m2, en un extremo, y la obesidad, definida por un IMC≥30 kg/m2, en el otro.
Los hallazgos del estudio muestran que el sistema endocannabinoide podría estar implicado en el fenotipo conductual de estos individuos al mostrar asociaciones comunes a ambas partes del extremo del continúo. La AEA parece influir predominantemente en el índice de masa corporal (IMC) y en aspectos psicopatológicos sugiriendo ser un posible marcador biológico de un IMC más extremo y un perfil clínico más disfuncional. Del mismo modo, la interacción entre 2-AG e IMC, mediada por la psicopatología general, podría subyacer a un perfil más grave en individuos con anorexia nerviosa (AN). En consecuencia, “estos hallazgos evidencian la implicación de los endocannabinoides en el comportamiento alimentario anormal, las alteraciones de peso y los rasgos psicopatológicos, lo que podría representar un posible objetivo farmacológico en EWC”, apunta Isabel Baenas.
Según explican dos de las investigadoras, Isabel Baenas y Romina Miranda-Olivos, “en las últimas décadas, el sistema endocannabinoide (eCB) se ha mostrado como un factor biológico implicado en la patogénesis de las condiciones clínicas extremas de peso, dado su rol modulador en el comportamiento de la ingesta, en el metabolismo energético y en el procesamiento de la recompensa relacionada con la comida”. Este sistema está compuesto de ligandos endógenos denominados endocannabinoides (eCBs), receptores cannabinoides (CBR) y la maquinaria enzimática a cargo de la síntesis y degradación de los eCB.
El sistema eCB está implicado de dos maneras en los mecanismos regulatorios de la ingesta alimentaria. Como parte del mecanismo homeostático, interviene en la integración de señales de hambre y saciedad en el hipotálamo, promoviendo comportamientos hacia obtención de alimento. Por otra parte, en el mecanismo hedónico (placer), el sistema eCB modula tanto la motivación hacia obtener alimento como el refuerzo de las propiedades gratificantes de la comida (“disfrutar del comer”).
Tanto AEG como 2-AG actúan como agonistas del receptor CBR de tipo uno (que se encuentra sobre todo en el sistema nervioso central); mientras que AEA tiene una ligera mayor afinidad por este receptor que 2-AG, AEA se considera agonista parcial, mientras que 2-AG es un agonista total.
En el contexto de las condiciones clínicas extremas de peso, “en los últimos años, se realizado varios estudios bajo la premisa de que alteraciones en el sistema eCB podrían influir en el origen de comportamientos desadaptativos”, cuenta el Dr. Fernández-Aranda.
Siguiendo con esta idea, el grupo llevó a cabo un estudio con el objetivo de analizar si los comportamientos desadaptativos en las condiciones clínicas extremas de peso tienen un correlato directo con concentraciones de AEA y 2-AG en sangre y si este contrasta con el representado por una población de control sana, teniendo en cuenta su asociación con variables clínicas y el IMC.
Con este fin, se reunió una muestra poblacional de 113 mujeres adultas representada por 57 en el grupo de obesidad (de las cuales, 20 presentaban TCA), 27 en el grupo de anorexia nerviosa, y 29 en el grupo de control. La evaluación consistió en entrevista clínica y una exploración psicométrica mediante cuestionarios autoadministrados. Asimismo, se les midió su IMC y se les tomaron muestras de sangre en ayunas.
El análisis de los resultados muestra diferencias significativas en la concentración de AEA entre los diferentes grupos, a diferencia de lo que sucede con 2-AG. En el caso de 2-AG, su aumento sólo correlacionaba con menor IMC en el grupo de anorexia nerviosa que, a su vez, se ha asociado la gravedad del trastorno. En cuanto a AEA, se observó su incremento en los grupos con obesidad – tanto con TCA como sin ellos – en comparación con los grupos de anorexia nerviosa y de control. Asimismo, mayor AEA parece indicar valores más extremos de IMC, hacia abajo en casos de anorexia nerviosa, y hacia arriba en caso de obesidad.
De manera más general, Isabel Baenas y Romina Miranda-Olivos añaden que “de acuerdo con nuestros resultados, una menor concentración de AEA predijo una mayor desregulación emocional la cual correlacionó con mayor psicopatología general y mayor impulsividad en los tres grupos clínicos. Por otra parte, una concentración más alta de AEA se asoció con mayor adicción a la comida, la cual es altamente prevalente en individuos con obesidad”.
Fernández-Aranda aclara que “para la interpretación de estos datos es importante tener en cuenta algunas limitaciones, como la población consistente solamente en mujeres en busca de tratamiento, o la falta de variables como hormonas, medicación, ejercicio físico, conductas de purga, etc., en el estudio. Tampoco se tuvo en cuenta el consumo de tabaco o la medicación como criterio de exclusión, ni se analizaron cambios en los valores de las concentraciones de neurotransmisores en diferentes condiciones del sujeto (por ejemplo, en ayunas o postprandial)”. A pesar de ello, “este estudio representa un comienzo en el análisis de las complejas interacciones entre eCBs y variables psicológicas en condiciones clínicas extremas de peso”..
En general, el estudio favorece la idea de que AEA y 2-AG tienen distintos roles funcionales en condiciones clínicas extremas de peso , siendo AEA la que tiene una influencia predominante sobre el IMC y las características psicopatológicas relevantes para el estudio; por su parte, es destacable que la relación entre 2-AG y el IMC, mediada por la psicopatología general, subyace a perfiles más severos en individuos con anorexia nerviosa. Si bien este estudio no permite establecer relaciones de causalidad, dado su diseño transversal, las concentraciones de AEA surgen como un potencial marcador biológico de un perfil más psicopatológico y un valor IMC más extremo. En el caso de individuos con obesidad, aunque las concentraciones de AEA fueron similares, la asociación de AEA con variables clínicas difería en presencia o ausencia de un TCA.
Parece que, en el contexto de las condiciones clínicas extremas de peso, los eCBs podría representar un factor de vulnerabilidad común de rasgos psicopatológicos transdiagnósticos entre distintos trastornos psiquiátricos incluyendo los TCA, sino también en obesidad sin TCA.
Artículo de referencia:
Baenas I, Miranda-Olivos R, Granero R, Solé-Morata N, Sánchez I, Pastor A, Del Pino-Gutiérrez A, Codina E, Tinahones FJ, Fernández-Formoso JA, Vilarrasa N, Guerrero-Pérez F, Lopez-Urdiales R, Virgili N, Soriano-Mas C, Jiménez-Murcia S, de la Torre R, Fernández-Aranda F. Association of anandamide and 2-arachidonoylglycerol concentrations with clinical features and body mass index in eating disorders and obesity. Eur Psychiatry. 2023 May 31;66(1):e49. DOI: 10.1192/j.eurpsy.2023.2411 PMID: 37254556; PMCID: PMC10305007.